Se estima que tiene 4.000 millones de años de antigüedad.
A unos 35 kilómetros al sur de Inukjuak, en el norte de Quebec, se encuentra un poblado inuit. Por aquella zona se extiende un inusual afloramiento rocoso, conocido como el cinturón rocoso de Nuvvuagittuq y formado mayormente por rocas verdosas y grisáceas, en las que pueden verse unas venas rojizas.
Si alguna vez has hecho el arduo viaje hasta allí y no eres geólogo, es probable que no te dieras cuenta de dónde estabas pisando. Se cree que esas rocas se han ido formando durante miles de millones de años en el fondo de un océano prehistórico, cerca de antiguos depósitos volcánicos. Y ahora, esos fósiles muestran indicios de unas formas de vida extraordinariamente antiguas que podrían poner en entredicho lo que hasta ahora sabíamos de la historia de nuestro planeta.
En un nuevo artículo de la revista Nature, un equipo de investigadores provenientes de todo el mundo afirma que las rocas tienen entre 3.800 y 4.300 millones de años, siendo así las más antiguas encontradas en el planeta. Pero eso no es todo. Su extraña estructura constituye una prueba de la existencia de microorganismos antiguos, lo que las convierte en los "microfósiles" más viejos encontrados nunca y en el registro más antiguo de vida en la Tierra.